La muerte como inicio

Abro este lugar con la intención de compartir el recorrido que trazo para llegar a mi misma, es decir, los mágicos laberintos que se despliegan en la búsqueda de la propia verdad y la manifestación del propósito del alma, o como queramos decir a este viaje, que de una u otra forma tod@s hacemos.

Que este espacio sea un puente para encontrarnos en esta ruta sagrada, así recordamos que somos parte de una misma travesía. Que aquellas reflexiones, palabras, dibujos que tengan la voluntad de aparecer aquí, te sirvan, te acompañen, te abracen, te reflejen cuando lo precises.

Me asombra y a la vez no, que el primer escrito que comparto en este blog sea sobre la muerte. El misterioso y perfecto tejido cósmico me encuentra de este lado en este momento. Así que inicio este espacio desde una parte de mí que está muriendo y una parte de mí que nace también. Este otoño está poderoso y son tantas las hojas que se lleva el viento, y es tanto el espacio que queda libre que a la vez es abismante, justo y esperanzador.

Les dejo estas palabras que aparecieron en medio de este proceso y este dibujo que vino a mostrarme una vez más y para que quede bien grabado en mi memoria, que la llave para llegar al cielo y al inframundo es la misma. Aquí estoy…

Se me quiebra otra vez la cáscara
esta es mi segunda vez
segunda vez que reconozco la muerte, así, con evidencia
esta vez yo la busqué, la invoqué,
la llamé en sueños, despierta, le hice ritos, le abrí mi puerta,
les hablé a todos de ella.

Es entrañable recordarte
pero no es simple cuando acudes
cuando cruzas el umbral y me encuentras
y se alinean nuestros ojos
y el asombro de sentirte,
el vértigo también
y entonces sé que ya es hora de danzar juntas
en ese espacio tiempo en que todo se abre, todo,
donde todo se ve, todo,
no hay ceguera, aquí es tan luminoso que por eso parezco quedar ciega
la muerte me ilumina,
y con mi dolor de humana me duele
nuestro intento conjunto de despojo.

Te abrazo muerte, en realidad eso intento
eres un remolino, que de pronto te vuelves calma
te llevas mi ropa vieja, que es nuestro alimento
vienes y no hay vuelta atrás,
dejas huellas para caminar en el vacío en que despierto.

Me siento frágil como recién nacida,
asombrada y viva como recién nacida.

 

Loreto Contreras Herrera