Del Dolor al Placer a través del Ciclo Menstrual

      En la búsqueda del encontrarme a mi misma, como ser humana y ser mujer, ha sido necesario volcar la mirada hacia mi cuerpo, emoción, mente y espíritu, en un intento de comunicarme genuinamente conmigo misma. En el camino me he encontrado con corazas que interrumpían el paso hacia mí. Me he dado cuenta de las maneras en que cada una de estas dimensiones, ha sido subordinada por la cultura/sociedad patriarcal y como estas impedían mi libre expresión; mi cuerpo como objeto sexual y de reproducción, ambas en función de un otro; mi emoción/sensibilidad como algo innecesario, vergonzoso y digno de esconderse; mi mente, ha sido la privilegiada en una sociedad que sobre valora al pensamiento por sobre las demás capacidades (aun que ser inteligente y mujer es una amenaza para un sistema que nos requiere dormidas); y finalmente, mi espiritualidad como una fantasía que roza la locura y el excentricismo.

      De esta manera puedo dar cuenta que en una historia de opresión al ser femenino, la relación conmigo misma se había articulado a través de dos polos; desde la herida, es decir desde aquel lugar donde revivo una y otra vez estas imposibilidades o desde su polaridad defensiva; la negación, a través de un ego impenetrable, exacerbado o simplemente ciego.

      En el proceso de recuperarme a mi misma (a veces en maravillosa claridad y otras, en completo caos), es decir, en el intento de ir revisando y soltando estas polaridades que bloqueaban mi autenticidad. Mi cuerpo ha ido habitando estos dolores y rigideces a través de mis ciclos menstruales. Por un largo tiempo estos han sido muy intensos, cada fase es muy evidente. La pre-ovulación y la ovulación han sido mis respiros al corresponder con arquetipos femeninos aceptados por nuestra cultura/sociedad (la doncella y la madre). Pero la fase pre-menstrual y menstrual (la hechicera y la bruja) han sido literalmente descensos al inframundo en muchas ocasiones. Y no me extraña que para recuperar en mi a estos arquetipos ocultos, haya sido necesario viajar al “mundo de los muertos”. Mis menstruaciones han sido dolorosas o inhabilitantes y este ha sido un proceso de años.

      Aquí he visto el dolor de mi historia, de mi linaje femenino y de la historia de los últimos, por lo menos 5.000 años de nuestro planeta en torno a lo femenino. Dolor, rabia ancestral, vergüenza, entre muchas otras sensaciones que me parece tan necesario nombrar! Impotencia, frustración, rechazo, resignación, miedo, miedo, miedo, rigidez. Cada emoción ha sido sentida en mis células.

      Y esto lo escribo desde mi experiencia como bio-mujer cíclica pues es el cuerpo que me toca encarnar. Pero soy testigo, de como la herida femenina se expresa también en los cuerpos masculinos, de otra manera, pero con la misma intensidad (Son heridas invisibilizadas; lo masculino ha ocupado en esta historia, el rol de victimario y no de víctima, y salirse de esa posición de poder necesita mucho coraje).

      Así ha sido para mi reconocer la herida. Tiempos de transitar por laberintos, que sin duda, no han sido solo dolor, sino que también mucha belleza, al experimentar que el reconocimiento es sanación.

      Pero ha llegado el momento en que estoy lista para dar un salto. Mi cuerpo está cansado de dolor; mi útero ha revivido cada emoción reprimida, liberándolas a través de la menstruación, junto con un entendimiento visceral de nuestra historia. Mi sangre se ha despojado de las corazas y máscaras. En mi caldero/vientre de la vida y la muerte, hoy libero los patrones de dolor en la relación conmigo misma, en mis ciclos, en mi cuerpo y en mis vínculos. Estoy sana, soy roja, soy vida y soy memoria con una historia digerida e integrada lista para convertirse en AMOR y PLACER.

      Y este salto es un paso hacia delante pero también uno más hondo hacia atrás, porque me conecto con una memoria más antigua aún; con las ancestras que vivieron su sexualidad libre, con sus úteros expandidos y vibrantes, me conecto con esa memoria primitiva en la que el cuerpo femenino ES en todo su poder, me conecto con aquel arquetipo que está vivo hace tal vez 30.000 años o más y que me lo recuerdan las imágenes de Venus de Laussel o los restos arqueológicos encontrados por Marija Gimbutas de las tribus matrísticas que habitaron nuestro planeta en el neolítico. Que escasos recuerdos e imágenes tenemos, pero cada vez vamos despertando a más en nuestra psiquis y el sentir de nuestro cuerpo.

      Hoy comprendo que el rezo que he andado; recuperar mi cuerpo, ha significado habitar la historia del dolor femenino para poder despertar al PLACER, la otra historia femenina; que hoy elijo descubrir y caminar! Esperando que para las siguientes generaciones esto sea diferente… y todos los cuerpo nazcan en AMOR y PLACER.

Agradezco a Melisa Vargas, Terapeuta Menstrual porque gracias a su espejo mágico, pude verme.

*Les recomiendo ver este documental sobre Marija Gimbutas para que conozcan el importante trabajo que ella realizó, cambiando la historia de nuestra historia Signos fuera del tiempo

 

Loreto Contreras Herrera